viernes, 8 de febrero de 2013

Grecia.

Grecia (en griego moderno: Ελλάδα, Elláda; en griego antiguo: Ἑλλάς, Hellás), oficialmente República Helénica (griego: Ελληνική Δημοκρατία, romanización: Ellinikí Dimokratía) es un país soberano, miembro de la Unión Europea.
La Grecia moderna tiene su origen en la civilización de la antigua Grecia, considerada la cuna de la civilización occidental. De hecho, para Occidente es el lugar de nacimiento de la democracia, la filosofía occidental, los Juegos Olímpicos, la literatura occidental y del estudio de la historia, la política y los más importantes principios de las matemáticas y de la ciencia. Su legado está reflejado en los 17 emplazamientos considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En la actualidad Grecia es un estado desarrollado con un Índice de Desarrollo Humano muy alto. Grecia además es miembro de la Unión Europea desde 1981 y de la Unión Monetaria y Económica desde 2001, de la OTAN desde 1952 y de la Agencia Espacial Europea desde 2005. Es también socio fundador de las Naciones Unidas, la OCDE y la Organización de Cooperación del Mar Negro. Además de Atenas, que es su capital, otras ciudades importantes son Tesalónica, El Pireo, Patras, Heraclión y Lárisa.
Situada al sur de la Península Balcánica, limita al norte con Bulgaria, la República de Macedonia y Albania, al noreste con Turquía y al sur y al oeste con el Mediterráneo y el mar Jónico, englobado en este último mar.
Historia
Heredera de la Antigua Grecia, la Grecia moderna tiene una larga y rica historia durante la cual extendió su influencia sobre tres continentes: Europa, Asia y África. Las costas del mar Egeo vieron el surgimiento de las primeras civilizaciones europeas, tales como la Cretense o Minoica (en recuerdo del legendario rey Minos) y la Micénica. Después de su desaparición, resurgió alrededor del 700 a. C. aunque al fin fue conquistada militarmente por Roma en 168 a. C. Sin embargo, la superioridad de la cultura griega influyó profundamente sobre la romana. De hecho, en la parte oriental del imperio la cultura y la lengua griega continuaron siendo más influyentes.
El Imperio Griego Medieval se constituye como uno de los imperios más grandes de la historia de Europa; abarca desde el Mar Adriático y el Sur de Italia hasta Oriente Medio; Constantinopla se erige como la Segunda Roma y como el centro de la civilización heredera de las antiguas Grecia y Roma. El Imperio Griego de Bizancio también es uno de los imperios más longevos de la Historia: dura más de 1.000 años, desde el siglo V hasta el siglo XV.
Siguió a la caída de Constantinopla, la capital del Imperio, la entrada de los otomanos en Grecia, al igual en el resto de la Península Balcánica. Los griegos vivieron durante 350 años bajo el yugo turco, del que se liberaron en 1821 gracias a la Guerra de independencia de Grecia. Una vez recuperada su independencia en la mayor parte de su territorio, Grecia se constituyó en un Estado moderno europeo, siendo el noble Ioannis Kapodistrias el primer ministro de la Grecia moderna. A finales del siglo XIX los griegos continuaron batallando contra los turcos para continuar liberando territorios hasta entonces sometidos, como Tesalia o Epiro. Durante las Guerras Balcánicas, Grecia logró también liberar Tracia y Macedonia. En 1922 la invasión griega de Asia Menor, sin embargo, acabó en derrota y en la expulsión de 1.500.000 griegos, acabando así 4.000 años de ininterrumpida presencia griega al Este del Mar Egeo.
Durante la década de los años 30, Grecia se vio arrastrada al fascismo de la mano del dictador Ioannis Metaxás. Durante la Segunda Guerra Mundial, Grecia fue ocupada por la Alemania nazi y se estableció un gobierno colaboracionista. Siguió a la ocupación nazi la Guerra Civil Griega, que concluyó en 1949. En 1952, Grecia ingresó en la OTAN, y en 1981, en la Unión Europea. Hoy Grecia es una república parlamentaria democrática bien asentada que ha mantenido durante tiempos recientes un considerable desarrollo económico.
En 2010 Grecia, ya castigada anteriormente por la crisis del 2008-2009, fue protagonista de una crisis de confianza que contagió a toda la Unión Europea. Entonces vio cómo aumentaban los intereses que los inversores exigían para comprar su deuda, y se vio obligada a acometer reformas fiscales encaminadas a reducir su déficit a costa del crecimiento económico y a riesgo de una recaída en la recesión, con peligro de tener que salirse de la zona del euro.
    
  

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